¿Qué afecciones médicas causan disfunción eréctil?
La disfunción eréctil (DE) es la incapacidad de lograr o mantener una erección para mantener relaciones sexuales. Diversos factores, como los físicos, los psicológicos o una combinación de ambos, pueden contribuir a la disfunción eréctil. Algunas enfermedades, como las cardiopatías, la hipertensión, la diabetes y otras, también pueden provocar disfunción eréctil. Además, determinados medicamentos, sustancias y estilos de vida pueden influir. Si padece disfunción eréctil, es importante que busque orientación para abordar cualquier posible problema de salud subyacente.
¿Se pueden realizar pruebas para detectar la disfunción eréctil?
Sí, la disfunción eréctil puede ser diagnosticada por un urólogo mediante un examen exhaustivo del historial médico y sexual, así como evaluaciones de la salud física y mental. Pueden realizarse pruebas adicionales, como ecografías y pruebas de erección durante la noche, para evaluar el flujo sanguíneo y determinar las posibles causas. Es importante consultar a un urólogo para obtener un diagnóstico oficial y comprender los factores subyacentes que contribuyen a la disfunción eréctil.
¿Existen distintos niveles de disfunción eréctil?
Existen distintos niveles de disfunción eréctil, que se clasifican en leve, moderada o completa. La gravedad suele evaluarse mediante el Índice Internacional de la Función Eréctil (IIEF-5), que proporciona puntuaciones que van de 1 a 25. Diversos factores, como la presencia de erecciones nocturnas, la calidad y frecuencia de la disfunción y el entorno, también pueden ayudar a determinar la gravedad.
¿Cuál es la definición de disfunción eréctil?
La disfunción eréctil (DE), también conocida como impotencia, es la incapacidad de lograr o mantener una erección firme para mantener relaciones sexuales satisfactorias. Puede provocar estrés, afectar a la autoestima y crear problemas en las relaciones. En la disfunción eréctil pueden influir factores físicos y psicológicos como la diabetes, la hipertensión, la aterosclerosis, el estrés, la ansiedad, la depresión, el consumo de sustancias, la medicación, la fatiga, las lesiones, los niveles bajos de testosterona, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Parkinson.